El embarazo y la lactancia provocan un aumento de la demanda de hierro, una vez confirmado el embarazo, es importante que en el primer control del embarazo se realicen los exámenes de hemoglobina y ferritina, donde el médico podrá monitorear de forma regular el estado de la embarazada para prevenir la anemia. Evitar la deficiencia de hierro durante el segundo y tercer trimestre es fundamental, porque tiene un impacto  negativo en el crecimiento fetal.6,3.

El aumento de peso normal es un indicador de una alimentación materna adecuada. Un peso saludable antes de la concepción y un aumento de peso de 10 a 13 kg está relacionado con resultados favorables. Puede ser un reto difícil de lograr en la práctica, sin embargo, esto da como resultado el parto de un bebé con un peso saludable al nacer de 3.1-3.6 kg.3

La lactancia materna es un adecuado aporte de hierro nutricional importante y brinda protección al lactante, pero si la madre sufre anemia, la leche materna podría tener concentraciones insuficientes de hierro.3

Por lo tanto, se necesita una monitorización cuidadosa y una suplementación adecuada para los lactantes y madres en hierro.3

Para mayor información, consulte a su médico.

Fuentes:

3. Abu-Ouf NM, Jan MM. The impact of maternal iron deficiency and iron deficiency anemia on child’s health. Saudi Med J. 2015;36(2):146–149.

6. Munares-García, O., Gómez-Guizado,G. Anemia en gestantes con y sin talla baja. Revista Cubana de Salud Pública, 2018; 44(1), 14-26.